La restauración de cuadros permite recuperar la estabilidad y belleza original de obras afectadas por el paso del tiempo, la humedad, suciedad o daños físicos. Mediante procesos especializados —como limpieza, reintegración cromática, fijación de la capa pictórica y tratamiento del soporte— se preserva la integridad de la pintura respetando siempre su autenticidad histórica y artística.